LA RISCA DE VALDEPRADOS


Desde el Puente de los Enamorados, donde dejamos aparcado el todoterreno, tomamos un sendero que sale hacia la derecha, sin cruzar el puente, y atravesando una puerta metálica (que habremos de dejar cerrada) continuamos por la senda que rápidamente gana altura. Después de recorrer unos 100 m, rodeados de majuelos, rosales silvestres y encinas, llegamos a la zona conocida como La Risca, un estrecho, profundo y espectacular cañón, de unos 300 m de longitud y paredes verticales de 40 m,  que dan cobijo a numerosas aves y donde el río Moros, aprovechando las numerosas fracturas del gneis, fue capaz de abrirse paso a lo largo de millones de años en este macizo aislado de rocas metamórficas. 

Aquí, el río manso que dejamos atrás, se convierte en una ruidosa corriente cuyo eco resulta amplificado por las paredes verticales del cañón. Desde las alturas de La Risca pueden contemplarse magníficas vistas del valle y del  río que, tras su corto encajonamiento, vuelve a abrirse a la llanura segoviana continuando su curso hacia el norte en busca del Eresma.

 


 


Caminando hacia la Risca

El cañón de La Risca de Valdeprados es único en España al tratarse de la única garganta fluvial excavada en gneis, roca de gran dureza que se forma a 20 km de profundidad. Está en una de las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), un espacio natural que forma parte de la Red Natura, que vio peligrar hace unos años su existencia al haberse proyectado  por la Confederación Hidrográfica del Duero la construcción de una presa, el embalse de Guijasalvas, que anegaría por completo el cañón.

En Noviembre de 2009, el Ministerio de Medio Ambiente, respetando la protección de la Red Natura 2000 de de la Comunidad Europea, así como considerando las numerosas alegaciones presentadas por individualidades, varios colectivos y el propio Ayuntamiento de Valdeprados, descartó la construcción del proyectado embalse por su elevado impacto medioambiental.


  
Rocas metamórficas. Gneis. (*)

El metamorfismo es la transformación de un tipo de roca en otro. Tiene lugar cuando las rocas son sometidas a cambios físicos o químicos diferentes al de su formación inicial. La rocas metamórficas pueden formarse a partir de rocas ígneas o sedimentarias por lo que todas tienen una roca madre  a partir de la cual se formaron (protolito). La mayoría de estas transformaciones ocurren bajo temperaturas o presiones elevadas, condiciones que sólo pueden darse a profundidades desde unos pocos kilómetros bajo la superficie terrestre hasta el manto superior.

Gneis es el término aplicado a ciertas rocas metamórficas de tipo foliado en las que predominan minerales granulados (cuarzo, feldespato y ciertos compuestos ricos en sodio, entre otros). La mayoría de gneises están formados por bandas o estratos alternos de zonas blancas ricas en feldespato y oscuras en donde predominan compuestos de hierro y magnesio. Los gneises representan la última secuencia (pizarra, filita, esquisto y  gneis) en los procesos de metamorfismo de rocas graníticas o volcánicas durante episodios importantes en la orogénesis de montañas y cordilleras.

(*) Tarbuck,E.J. y Lutgens,F.K., 2005, Ciencias de la Tierra. Una Instroducción a la Geología Física. Pearson. Prentice Hall, Madrid.

 

 


El cañón de La Risca con el río Moros al fondo en una vista tomada mirando hacia el norte.

VOLVER