Septiembre de 2017

          La comarca de Liébana es la parte más occidental de Cantabria en sus límites con las comunidades vecinas de Castilla, León y Asturias. Forma un paisaje de alta montaña tradicionalmente aislado del resto de las comarcas conformando un importante patrimonio cultural, histórico y natural. Con una extensión de 570 kilómetros cuadrados, es una comarca montañosa enclavada en los Picos de Europa con alturas que sobrepasan los 2.000 metros y excavada por profundos valles recorridos por los rios Quiviesa, Deva y Bullón que confluyen en Potes, capital de la región, continuando como río Deva hasta desembocar en el mar Cantábrico.
 
          El acceso principal a la comarca de Liébana se realiza desde la costa por el angosto desfiladero de la Hermida de más de 20 km. de longitud, desde el sur por el puerto de Piedrasluengas y desde Riaño (León) por el puerto de San Glorio. Estas difíciles comunicaciones no son más que el reflejo de una complicada orografía formado por rocas calizas del período carbonífero y por rocas sedimentarias que aparecen en el fondo de los valles. Todo ello ha formado un gran valle cerrado sembrado de densas masas arbóreas autóctonas de cedros, hayas, encinas y alcornoques, en el que se puede disfrutar de un clima mediterráneo en el fondo de los valles y un clima atlántico de tipo alpino en las altas cumbres de los Picos de Europa.

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                       Potes     
      
         
La capital de la región de Liébana  es Potes. Rodeada por el paisaje del los Picos de Europa, está situada en la confluencia de los ríos Deva y Quiviesa. Con una población en torno a los 1.500 habitantes, sus orígenes se remontan a la época en que comenzó la repoblación durante la Alta Edad Media en los siglos VIII y IX.

          Potes
es conocida como la villa de los puentes por la existencia de varios de ellos que cruzan sus ríos y de las torres, de las que destaca la Torre del Infantado y la de Orejón de la Lama, ambas del siglo XV.
           Durante nuestra estancia tuvimos ocasión de pasear por sus calles peatonales, empedradas o bajo los soportales, con abundantes tiendas mostrando productos de artesanía local, donde sorprende la presencia de muchas casas que parecen colgadas en ambas márgenes del río.

           Pudimos comprobar cómo la villa aparece invadida por turistas sobre todo aquel fin de semana, donde, además, el tiempo, muy agradable, invita a sentarse en las muy numerosos terrazas y paseos.

              Uno de los aspectos más relevantes, y en general de toda la comarca, es el gastronómico como lo justifica el gran número de bares, restaurantes y terrazas que encontramos a lo largo de muchas calles. Potes posee un clima de tipo mediterráneo que permite el cultivo de la vid con la que se elabora de forma artesanal un aguardiente de orujo, famoso en toda la comarca, y al que incluso se le ha dedicado un monumento.

          

          Sin duda, es el
cocido lebaniego una de las preferencias culinarias que tuvimos ocasión de degustar en uno de sus numerosos restaurantes en los que habíamos, previamente, hecho reserva. El cocido lebaniego no es que tuviera nada de particular, pero aquellos garbanzos típicos de la zona, tiernos y pequeños, acompañados de cecina y carne de primera con berza, rellenos y demás sacramentos, dieron un muy buen comer y digerir.

      
La Torre del Infantado es el emblema de la villa, sede del ayuntamiento y lugar permanente de numerosas exposiciones. Cuando nosotros estuvimos, había una exposición dedicada a Beato de Liébana muy completa e interesante.


       Construida en el siglo XIV, perteneció a Don Tello, Señor de Liébana, hermano de Enrique II, e hijo de Alfonso XI. A partir del siglo XVI, la torre pasó a formar parte de la familia Santillana. Finalmente quedó en manos de los Duques de Osuna quienes la vendieron en 1868.


 

                                                    Picos de Europa

          El Parque Nacional de los Picos de Europa, enclavado en la Cordillera Cantábrica, abarca 64.665 hectáreas, siendo el espacio protegido de mayor extensión que existe en la Península Ibérica. Tiene cotas que superan los 2.000 metros de altitud y se extiende por las comunidades autónomas de Asturias, Cantabria y Castilla-León. El conjunto está dividido en tres macizos: el oriental o de Andara, el central llamado de los Urrieles y el occidental conocido como del Cornión. Los enormes barrancos y cañones, al igual que las numerosas simas y cuevas que integran este conjunto, se han ido conformando por la interacción del agua y la roca caliza de la que están formados.

          En las zonas bajas y de mediana altura  extensos bosques de hayas, robles, encinas y alcornoques tapizan las laderas de los valles hasta el límite con la vegetación subalpina, dando cobijo a numerosas especies emblemáticas de la fauna europea. A mayores alturas, grandes zonas ocupadas por prados y pastizales mantienen explotaciones ganaderas en donde los animales se mueven en completa libertad en busca de los ricos pastos comunales de alta montaña.

                        
                 Origen de los Picos de Europa. Orogenias Varisca y Alpina.

          Los
Picos de Europa, surgieron de las profundidades de la tierra hace unos 25-40 millones de años. Sus antecedentes se remontan a la orogenia Varisca o Hercínica que tuvo lugar durante el Paleozoico, hace unos 380 millones de años, cuando las grandes masas continentales de Laurasia y Gondwana se unieron para formar el supercontinente Pangea aprisionando entre ellas otras masas más pequeñas (Armórica y Avalonia) en donde se supone estarían zonas de una futura Placa Ibérica. El orógeno resultante estuvo formado por cordilleras de alturas comparables a las del actual Himalaya. La erosión posterior ocurrida durante el Carbonífero desmanteló esta antigua cordillera que quedó totalmente arrasada, generarando la mayor acumulación conocida de calizas en toda Europa que acabaron depositadas en el fondo del mar.

           Durante millones de años los continentes se fueron separando y perfilando su individualidad, parecida a como se conoce actualmente. La Placa Ibérica, donde se situaría la Península Ibérica, que viajaba por libre, acabó incrustándose en Europa durante la orogenia Alpina. Este proceso tuvo lugar a mediados del Cenozoico a causa del empuje de la Placa Africana. En la zona de colisión se formaron los Pirineos, los Alpes y la Cordillera Cantábrica con los Picos de Europa, modelados sobre la gran cantidad de material de calizas sedimentarias que se había formado anteriormente. Varios períodos glaciales y una intensa actividad erosiva han configurado el aspecto que hoy conocemos.

          Las calizas típicas de los Picos de Europa que le han conferido su aspecto blanquecino, se formaron durante el Carbonífero mediante procesos de sedimentación de enormes cantidades de carbonato de calcio. Estas calizas reciben el nombre de Caliza de Montaña encontrándose en su interior gran cantidad de restos fósiles de conchas marinas, esponjas, briozoos, crinoideos y microscópicos restos de fitoplancton en donde la protagonista parece ser un alga unicelular llamada Emiliania huxleyi.

             Esta célula, de unas décimas de milímetro de diámetro,  absorbe el carbonato disuelto en el agua y forma unas bellas láminas circulares de carbonato de calcio que expulsa al exterior formando una capsula que envuelve a la célula. En condiciones apropiadas pueden crecer de forma explosiva siendo capaces de formar depósitos calcáreos en el fondo del mar de varios metros de espesor.

    Emiliania huxleyi


            En nuestra visita a los Picos de Europa habiamos preferido no utilizar el teleférico, pues teníamos organizada una excursión guiada en 4 x 4 de unas cuatro horas de duración que, partiendo desde Fuente Dé, nos llevaría hasta la estación superior del Teleférico para descender posteriormente hacia los llanos de Espinama y volver a donde habíamos dejado aparcado nuestro coche.

             Aquella mañana, provistos de buen calzado, rebozados en cremas de protección solar, bastones de senderismo y vestimenta adecuada, nos recogió nuestro guía a eso de las 10 y, a bordo de un Volkswagen 4 x 4, emprendimos la ascensión siguiendo el valle del río Neyandi, pasando por los invernales de Igüedri, cerca de los puertos de Áliva, hasta la estación superior del Teleférico a 1.823 metros de altitud. Salvamos, un desnivel de unos 750 metros en poco más de 45 minutos.
             En la estación superior hay bar y restaurante que da cumplido alivio a numerosos turistas y senderistas que, sudorosos, caminan  por estas alturas. Tiene una pequeña galería mostrando detalles de la construcción y servicio del teleférico y una gran terraza o mirador, al que llaman "del cable", desde el que pueden contemplarse, casi en círculo completo, las distintas cumbres, prados y valles, tanto del macizo Central como del Oriental de los Picos de Europa, hasta donde alcanza la vista. Una atmósfera limpia con un cielo azul intenso y alguna tenue neblina en el fondo de los valles, nos permitieron disfrutar de unas magníficas vistas que quedaron plasmadas en nuestros artilugios fotográficos.
            Desde el mirador del cable uno de los picos más notables, que destaca mirando hacia el suroeste, es Peña Remoña de 2.247 metros de altitud y su escarpada ladera, en donde se notan perfectamente las distintas capas de sedimentación horizontal ligeramente plegadas. Torre de Salinas (2.438 m.) y las Vegas de Liordes quedan al sur.

            Más hacia el norte quedan los Picos de Padiorna y San Carlos, sobrepasando los 2.300 m. y, a nuestras espaldas, Peña Vieja, con 2.613 m., quizá el pico más alto que puede verse en la lejanía.

                                            
                                         


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           Después de un breve descanso en el bar, café, alivio corporal y sesión fotográfica, emprendimos el descenso hacia los Puertos de Áliva y los Invernales de Igüedri para enlazar con la pista de bajada a Mogrovejo, pasando por el Chalet Real, perteneciente al valle de Camaleño, a los pies de Peña Vieja, donde cuentan que Alfonso XIII iba a cazar rebecos.

         
 
         

              Durante el trayecto encontramos varios rebaños de ganado paciendo tranquilamente en los extensos prados salpicados de sencillas cuadras, donde se guarda el ganado en época invernal. Los prados y pastizales de montaña son de carácter comunal con explotaciones en forma de trashumancia interior y en donde el ganado se mueve libremente en busca de los mejores pastos según la época del año.      

            La trashumancia interior es una tradición que se remonta a principios del siglo XIX cuando se sustituyeron algunos cultivos de alta montaña por pastos para ganado. El ganado, que permanece estabulado durante los fríos del invierno, sube a los prados intermedios donde ya ha crecido algo la hierba, para trasladarse en verano a los puertos de más altura donde pasan varios meses alimentándose de los ricos pastos que crecen entre los 1.000 y 1.600 metros de altura. Cuando el invierno comienza a mostrar el blanco manto de su capa, el ganado vuelve a bajar a los invernales y posteriormente a las cuadras del fondo del valle donde son alimentados con la hierba que se recogió en el verano.
          Al final regresamos a Espinama pasando por Mogrovejo, y rendimos viaje en Fuente Dé, donde despedimos a nuestro guía. Nos dispusimos a comer comentando que habíamos cumplido nuestro deseo y realizado un bonito viaje a las alturas de aquellas blancas cumbres, recordando que no faltaron momentos de susto al circular por unos caminos de tierra al borde de precipicios sin fin donde no se puede evitar el miedo a caer rodando por aquellas acusadas pendientes. De todas formas, al descender del coche, yo besé el asfalto.

         

         Nos habían recomendado que visitásemos el pueblo de Mogrovejo que encontramos cuando descendíamos, ya al final, de nuestro tour en el 4 x 4 de los Picos de Europa así que, después de comer volvimos hasta el empalme que nos llevaría hasta el pueblo.


          Mogrovejo es una localidad que pertenece al municipio de Camaleño. Emplazada en un llano a 460 m. de altitud y rodeado de extensos bosques, se situa a la espalda del macizo de Ándara de los Picos de Europa. Ha sido declarado Bien de Interés Cultural y Conjunto Histórico en 1985, habiendo sido considerado uno de los pueblos más bonitos de los Picos de Europa.

         


                                 

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           En él se rodaron algunas escenas y paisajes de varias películas infantiles (Heidi). Alberga casonas y edificios de mampostería; viviendas tradicionales de la Comarca de Liébana con paredes formadas por un entrelazado de varas forradas con un manteado de barro.

          
En el pueblo destaca la Torre de Mogrovejo del siglo XIII construida por los señores de Mogrovejo, y la iglesia parroquial del siglo XVII.

  

                                                  Santa María de Lebeña

          Escondida entre altas cumbres, a la entrada del Desfiladero de la Hermida, se encuentra, la Iglesia de Santa María de Lebeña, joya de estilo mozárabe o de repoblación, mezcla de influencias visigoda, asturiana y musulmana. Construida a principios del siglo X, está situada en un lugar mágico que impresiona y cautiva por el aislamiento de su entorno y la frondosidad de los bosques que la rodean. El sitio donde se ubica la iglesia parece haber sido un lugar heredado de antiguos cultos druidas y celtas donde se celebraban rituales autóctonos y sacrificios humanos.

          El acceso puede hacerse fácilmente desde Potes siguiendo la carretera nacional 621 dirección Unquera, hasta la desviación que encontramos a unos escasos 10 km. (Coordenadas GPS: 43° 12′ 55.9”N, 4° 35′ 25.5”W).

          Según el cartulario existente en el Monasterio de San Martín de Turieno, hoy Santo Toribio de Liébana, la iglesia de Santa María de Lebeña fue fundada por los condes de Liébana, don Alfonso y doña Justa en torno a 925. La historia de este apasionante relato es una mezcla de leyenda e historia en donde resulta muy difícil distinguir una de la otra.

                                      La Historia del tejo y del olivo. Un amor de mil años.

                     Cuenta la leyenda que el conde Don Alfonso quiso trasladar a esta nueva iglesia los restos de Santo Toribio pero los monjes de Santo Toribio de Liébana se negaron a dárselos. Entonces el conde, obstinado, acudió con un ejército de 50 hombres para robarlos, pero mientras estaban en la tarea, tanto el conde como sus siervos, quedaron ciegos por intervención divina. En consecuencia, el conde, asustado, ofreció donar todos sus bienes al monasterio si se le devolvía la vista, como así ocurrió.

                      El conde de Liébana, Don Alfonso, aparece como un personaje bastante enigmático del que se conoce relativamente poco. Emparentado con Fruela II, se sabe que poseía terrenos y otras propiedades en lugares cercanos. Hay quien piensa que era descendiente del propio Fruela II y que, cuando este murió, acabó refugiándose en Asturias siendo derrotado en 932 por Ramiro II, quien lo mandó cegar.

                 En el lugar donde se construyó la iglesia de Santa María de Lebeña, había un tejo (Taxus baccata) que ha sido considerado, desde la más remota antigüedad, un árbol sagrado bajo el cual se practicaban ceremonias al refugio de su denso follaje. De gran longevidad, pudiendo llegar a sobrepasar los 2000 años, es un árbol que posee una toxina letal en todas sus partes excepto en el fruto. Según Estrabón, los druidas y pobladores de la zona utilizaban este árbol para suicidarse, ingiriendo su veneno antes de ser sometidos bajo el yugo romano. Cuando el conde Don Alfonso consagró la nueva iglesia frente al tejo, su esposa, Doña Justa, procedente de la nobleza del sur de la Península, cayó en una profunda depresión y tristeza al sentirse tan alejada del sol de su tierra.

                 Como muestra de su amor Don Alfonso mandó plantar un olivo junto al tejo que, durante más de mil años, convivieron juntos como símbolo de unión entre las tierras del norte y del sur. En 2007 el tejo milenario murió al ser alcanzado por un rayo partiéndose en dos, pero los amores de verdad perduran hasta más allá de la muerte. En un invernadero de Colunga, en Asturias, han estado manteniendo una de las ramas que quedaron del tejo hasta haber conseguido su enraizamiento. Este nuevo brote ha sido recientemente vuelto a plantar en el lugar del tejo esperando que prono vuelva a continuar vivo junto al olivo. Tal vez desde el más allá, Don Alfonso y Doña Justa hayan visto con agrado la permanencia de su amor perdurar más allá de la muerte.

 

           El edificio de la iglesia de Santa María de Lebeña se compone de tres naves, una central, más ancha y dos laterales cubiertas por bóvedas de cañón. La planta es típicamente visigoda al ser una cruz inscrita en un cuadrado. La construcción es de mampostería, utilizándose la sillería solo en los ángulos. Los arcos de las capillas laterales son de herradura.

          En algún sitio puede leerse que el famoso olivo fue cortado casi en la base del tronco. Parece ser que el olivo se resistió a morir y brotó de nuevo con más fuerza y con dos troncos.

          Actualmente es un magnífico y vigoroso ejemplar que echa de menos aquel tejo compañero que cayó fulminado por el rayo y del que no distaba
mas de 20 metros.

         
            Los muros exteriores son de mampostería con diversas ventanas estrechas y alargadas. Llama la atención el complejo sistema de soportes para las bóvedas consistente en pilares de sección cuadrada con tres o cuatro columnas adosadas para soporte de los arcos de herradura (imagen a la izquierda).

           A lo largo de los años se fueron añadiendo varios elementos a la iglesia como la puerta de la fachada, del siglo XVIII y una torre exenta o campanario construida en 1896.

           La iglesia mozárabe de Santa María de Lebeña fue declarada monumento nacional en Marzo de 1893.

            Según nos explicaba Maria Luisa García, celosa guardiana y guía, el retablo principal de la iglesia, de estilo barroco, fue construido en 1731, estando ocupado por una imagen de la Virgen de Santa María, conocida como Virgen de la Buena Leche, talla del siglo XV. La talla fue robada en 1993 apareciendo posteriormente. Actualmente ha sido reemplazada por una reproducción. La imagen representa una Virgen sentada dando de mamar al niño Jesús que sostiene una paloma en su mano.

            A mí me llamó especialmente la atención el frontal del altar mayor ocupado por una losa de gran tamaño que estaba oculta en el antiguo suelo y que al ponerla de canto dejó a la vista varias tallas representando símbolos de posible origen celta.

            Fue una pena que aquella celosa guardiana del templo no dejase hacer ninguna foto en el interior del recinto. No obstante recomendamos visitar en Arteguias el siguiente enlace: http://www.arteguias.com/iglesia/santamariadelebena.htm.

                      

   

                               Monasterio de Santo Toribio de Liébana

           El Monasterio de Santo Toribio de Liébana es un monasterio franciscano situado a 2 km. de Potes en la ladera del monte Viorna. Se fundó en el siglo VI aunque fue en el siglo IX cuando parece que se construyó una primera iglesia prerrománica. El edificio actual data del siglo XIII aunque ha sido modificado con posterioridad.

          Guarda obras de Beato de Liébana, figura clave del arte y la cultura en la Alta Edad Media, quien defendió la ortodoxia católica frente a la herejía adopcionista de Elipando, obispo de Toledo, quien sostenía la idea de que Jesús era hijo adoptivo de Dios. Su obra cumbre fue su "Comentario al Apocalipsis de San Juan". Fue creador e impulsor del culto a Santiago Apóstol cuyo sepulcro fue descubierto apenas 30 años después en Iria Flavia. Actualmente la Torre del Infantado de Potes alberga una exposición permanente sobre Beato de Liébana que visitamos durante nuestros paseos por el pueblo.

         El libro de Beato de Liébana fue uno de los más copiados a lo largo de toda la Edad Media y sus ilustraciones o miniaturas influyeron decisivamente en la escultura románica de iglesias y catedrales a lo largo del Camino de Santiago.

          No se ha conservado el original pero existen unas veinte copias, denominadas beatos, que se fueron realizando en numerosas scriptoria de distintos monasterios de la Península y Europa entre los siglos IX al XIII. Cada beato copiado podía obtenerse por la módica cantidad de tres vacas preñadas. Yo, actualmente, no lo podría pagar entre otras razones porque no tengo vacas.

          Como fue habitual no pudimos hacer ninguna foto en el interior, ya que no estaba permitido. Nos consolamos comprando unas cuantas postales.

          En 2017 se celebró en Abril el Año Jubilar Lebaniego el menos conocido, ya que el resto se celebra en ciudades bien conocidas como Roma, Santiago de Compostela y Jerusalén. Los peregrinos deben traspasar la Puerta del Perdón para obtener la "gracia jubilar" para continuar posteriormente, atravesando los Picos de Europa, hasta llegar a Santiago de Compostela.

          Origen de cuentos y leyendas, el Monasterio de Santo Toribio de Liébana alberga el "lignum crucis", el mayor trozo de la cruz donde murió Cristo, que parece ser llegó a la primera iglesia con los restos de Santo Toribio de Astorga tras la invasión musulmana de 711.

 

                                                                                                                 Piasca

          Otro de los lugares que teníamos en el programa de nuestra visita a Liébana era Santa María la Real de Piasca, uno de los más notables testimonios del arte románico de estilo cántabro. Fue un importante monasterio dúplice de gran interés histórico y del cual se conoce su existencia desde el año 930 como priorato dependiente del monasterio de mi tocayo San Facundo de Sahagún. Se encuentra situado en la localidad de Piasca a donde se accede siguiendo el desvió que encontramos en la carretera comarcal CA-184 a unos 3 km., saliendo desde Potes hacia el Puerto de Piedrasluengas.

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          Según se menciona en el propio cartulario de la iglesia, la antigua comunidad estaba formada por 36 religiosas y un número indeterminado de monjes, regidos por la Regla de San Fructuoso. Su máximo esplendor se alcanzó en el siglo XI cuando quedó convertido, junto con el monasterio de Santo Toribio de Liébana, que habíamos visitado anteriormente, en el centro religioso más importante del valle de Liébana. De este complejo monástico solo ha quedado la iglesia convertida hoy en parroquia de la pequeña localidad que la rodea.

          La iglesia original fue realizada durante el siglo XII. Posee una notable calidad arquitectónica que pudimos fácilmente apreciar en los detalles de su construcción y en la perfección y conservación de las minuciosas tallas, altorrelieves, canecillos y esculturas que adornan sus fachadas.

           Su mayor interés artístico lo encontramos en la puerta principal situada en la fachada occidental. La entrada queda enmarcada por cinco arquivoltas que descansan sobre otras tantas columnas cilíndricas. Las arquivoltas, a excepción de la cuarta, presenta un elaboradísimo repertorio de todo tipo de  motivos, vegetales, animales, guerreros, escenas de caza, imágenes de varios gremios y figuras humanas entre otras varias representaciones.

          En los capiteles de las columnas de la puerta principal, rematados por zarcillos ondulantes, aparecen animales, varias escenas de caza y un personaje a caballo con escudo que parece haber perdido el brazo en alguna batalla, todo ello incrustado en un denso entramado vegetal.

          En la parte superior del hastial de la fachada principal, incluido en el grueso de la pared maestra y justo sobre la portada, descubrimos una especie de hornacina con tres arcos ciegos en donde puede verse otras tantas imágenes entre las columnas que sostienen los arcos, que corresponden a la Virgen con el Niño flanqueada a su derecha por la imagen de San Pedro, reconocible por la llave que porta, y a San Pablo a su izquierda.
          La puerta de la fachada meridional es conocida como la "puerta del cuerno" con dos arquivoltas apoyadas en dos columnas cuyos capiteles aparecen bastante deteriorados.

         Igual que en la puerta principal, la arquivolta externa es de carácter ornamental con profusión de representaciones vegetales, mientras que la interna despliega una panoplia de personajes al parecer representantes de la sociedad medieval.

        Parece ser que era una puerta de clausura usada exclusivamente por la comunidad monástica para acceso a las dependencias del monasterio.
   
          El templo del XII constaba de tres naves rematadas a oriente por ábsides semicirculares de los que solo han quedado dos, central y meridional, ya que el otro hubo de ser derribado debido a su mal estado por filtraciones de agua.
 
          El ábside central, el más alto, está dividido en tres paños separados por dos altos contrafuertes que llegan hasta la parte superior donde se continúan en dos pares de columnas hasta el tejado. En el centro se abre una ventana hundida y alargada, dividida en dos, que tiene una arquivolta ornamental que descansa sobre dos columnas.

          Los canecillos o modillones recorren los muros norte y sur rodeando los ábsides mostrando un completo muestrario de animales y personas. Como puede verse en la imagen, en uno de ellos parece ser que el constructor olvidó poner la correspondiente figura.

           En la portada, se conserva la lápida fundacional del monasterio, escrita en latín, cuya traducción al castellano aparece a continuación. En ella se detalla la consagración del templo, los personajes que asistieron y las obras realizadas con posterioridad en el siglo XV.

                      En la lápida se menciona a Covaterio como maestro de la obra, al parecer un destacado tallista sobre el que se ha especulado si sería el mismo que trabajó en otras obras en la provincia de Burgos y del norte palentino por la similitud estilística de varias de ellas con la ornamentación que encontramos en Piasca.

            Es notable la forma de mostrar la fecha de la consagración como una adivinanza cuya solución dejamos al lector.

     

 

              "En el día décimo de las calendas de marzo y en honor de Santa María se hizo la dedicación de esta iglesia por el obispo Juan de León, y la asistencia del abad de Sahagún Don Gutierre, del prior de Piasca, Pedro, y del maestro de la obra Covaterio. Dos veces quinientos sumados con tres veces setenta forma su verdadera época, de la cual restarás dos veces diez y dos veces nueve y encontrarás el año del que nació de la Virgen. Esta obra fue completamente acabada el año del Señor de 1439, siendo prior Don Pedro. Toribio Fernández de Aniezo me hizo. Toribio de Cambarco me hizo"

 

 

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