3- LA  EVOLUCIÓN  DEL  HOMBRE
Australopithecus y Paranthropus

 1- Introducción
 2- Los primeros restos. Grupo
Ardipithecus
 3- Australopithecus y Paranthropus
 
4- Género Homo

 

3- Australopithecus y Paranthropus.

            Al hablar del Gran Valle del Rift no puede dejar de mencionarse el lago Turkana situado al norte de Kenya en el límite con Etiopía. Se trata de una masa de agua alimentada por las aguas del río Omo, con una longitud de norte a sur de unos 300 km y de 30 a 40 km de anchura. En diferentes épocas, y a lo largo de los últimos 4 MA, el lago se ha secado y vuelto a llenar conservando y exponiendo sedimentos antiguos que favorecieron la fosilización y en donde se alberga uno de los registros fósiles más ricos del mundo. En el año 1968, Richard Leakey y sus colaboradores realizaron una primera expedición a la región de Koobi Fora en la margen oriental del lago Turkana en la que se obtuvieron unos resultados muy prometedores. A partir de entonces se organizó un proyecto de investigación, financiado en gran parte por la National Geographic Society, en la que ha figurado Meave Leakey, esposa de Richard Leakey, como principal coordinadora que ha permanecido hasta hoy, proporcionando a lo largo de su carrera profesional, descubrimientos de importancia fundamental sobre los primeros orígenes del hombre y la evolución de los primates.

           

           En los primero años de la década de 1990 ya se tenía un conocimiento más que regular de varias especies de Australopithecus y del ambiente en el que habían vivido, pero aun existía un hueco que iba de los 4 a los 5,5, MA (no olvidemos que los Ardipithecus fueron descubiertos con posterioridad). El propósito de Meave Leakey y sus colaboradores era encontrar precisamente los restos de aquella época. La perseverancia de los buscadores dio sus resultados y en poco tiempo exhumaron restos que incluían trozos de mandíbulas, fragmentos de un cráneo, dientes y, lo que resultó más interesante, una tibia cuya parte superior, la meseta tibial, indicaba claramente que el sujeto al que perteneció era bípedo. Los restos apuntaban a que se trataba de una especie bastante antigua, de gran tamaño y con un peso entre 55 y 60 kg. Meave Leakey y su colaborador Alan Walker llegaron a la conclusión de que se trataba de una nueva especie a la que llamaron Australopithecus anamensis (conocido como Hombre del Lago; "anam" significa lago en lenguaje turkano) como posible descendiente de los anteriores Ardipithecus, aunque debido a la naturaleza fragmentaria de los fósiles hallados, no puede saberse con certeza si están unidos por una secuencia contínua o son el resultado de ramificaciones en diferentes direcciones evolutivas. El Australopithecus anamensis fue encontrado en el lugar de Kanapoi al norte de Kenya, a orillas del lago Turkana por M.Leakey y su equipo en 1995. Diversos fragmentos, identificados posteriormente, habían sido descubiertos por Patterson y sus colaboradores en 1965. Vivió hace entre 4,2 y 3,9 MA.        

      El reciente descubrimiento por Y. Haile-Selassie y sus colaboradores de un nuevo fósil de hace 3,8 MA en la región de Woranso-Mille, en el norte de Etiopía, está arrojando nuevos datos sobre nuestros antepasados. Se trata de un cráneo notablemente completo de Australopithecus anamensis (izquierda). Su apariencia sugiere que compartió territorio con especies similares a Lucy (véase a continuación)al menos durante unos 100.000 años.
          Australopithecus anamensis

         En el grupo Australopithecus el que ha sido considerado más interesante es el descendiente directo del grupo Ardipithecus. Con 500 cc de cerebro, el Australopithecus afarensis es uno de los que vivió
durante más tiempo, casi 1 MA, cuatro veces más de lo que lleva Homo sapiens deambulando por el planeta. Fue descrito por primera vez en base a los restos encontrados en Hadar, en el norte de Etiopía por D.Johanson y colaboradores en 1974. Vivió entre 3,85 y 2,95 MA en África del Este (Etiopía, Kenya y Tanzania). Con una cara simiesca y algunas características humanas, caminaba habitualmente erguido lo que posiblemente le permitió aventurarse fuera del entorno de una selva cerrada hacia espacios más abiertos. Su adaptación a una vida arbórea y caminar sobre el terreno quizá fue la razón que le hizo sobrevivir durante tanto tiempo. Es una especie que muestra un gran dimorfismo sexual con 1,50 m de altura y 50 kg para los machos y 1,20 m y 30 kg de peso para las hembras. Los primeros restos encontrados fueron los de la famosa "Lucy", uno de los esqueletos más completos encontrados de esa época, resultando la más antigua especie conocida que con mayor certeza es antecesora del género Homo. Los restos fósiles de Lucy parecen similares a los de Selam, nombre dado a los restos de otra hembra de  Australopithecus afarensis de 3 años de edad, encontrados por el equipo de Z.Alemseged en 2006, a no mucha distancia de donde apareció Lucy, y con una antigüedad de 3,3 MA.
               Lucy
           Las "huellas de Laetoli" (Tanzania), descubiertas en 1976-1977 por M.Leakey, R.Hay y su equipo, corresponden a otro de los descubrimientos más interesantes realizados sobre la época en que vivió Australopithecus afarensis. Pertenecen a tres individuos, posiblemente de esta misma especie, de 1,20 a 1,50 m. de altura, que, caminando en grupo, dejaron su impronta en las cenizas volcánicas hace 3,7 MA. Su antigüedad está bastante bien precisada ya que los minerales radiactivos procedentes de la ceniza volcánica pierden actividad a un ritmo conocido. Se trata de un trayecto de unos 25 m. con la impresión de unas 70 huellas de pisada decididamente humana, apoyando primero el talón y finalmente el dedo gordo para impulsar el paso. Si vivieran hoy necesitarían calzar entre un 27 y un 30 (Norma Europea). La importancia de estas huellas radica en que demuestran claramente que estos homínidos caminaban habitualmente erectos. Las "huellas de Laetoli" sí que pueden considerarse como "un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la humanidad". A partir entonces la postura bípeda hizo fortalecer los músculos espinales, la inserción de los glúteos en la cresta ilíaca quedó ampliada, modificó distintivamente la morfología de la meseta tibial y la figura mostró un porte más grácil y "humano". La aparición del bipedismo está asociada a un importante cambio climático a nivel mundial que provocó una mayor aridez en África obligando a estos homínidos a tener que buscarse las habichuelas en otros suelos y a caminar largas distancias. No se han encontrado restos de industria lítica asociados a esta especie, pero cabe suponer que, con la postura erguida, la mano quedó libre con lo que ya pudo acarrear alimentos, llevarse consigo aquel palito puntiagudo que tan útil le servía para hurgar en los termiteros, o tal vez aquella piedra que tan bien se adaptaba a su mano para romper huesos y extraer la médula y partir frutos de cáscara dura.
  
         Otros individuos del grupo de los Australopithecus son el Australopithecus bahrelghazali (llamado Abel), hallado en Chad por M.Brunet en 1995 en un yacimiento datado en 3,58 MA, pero considerado como perteneciente a una línea diferente de la que evolucionó hacia Homo, y el Kenyathropus platyops del que se encontró un cráneo muy desfigurado en una región cercana al lago Turkana en Kenya por M.Leakey y L.Leakey en 1999 y datado en 3,5 MA. Este cráneo muestra una mezcla de rasgos de Australopithecus y Homo por lo que también ha sido designado como Australopithecus platyops. En cualquier caso, ambos, aunque contemporáneos de Lucy, corresponden a líneas evolutivas extintas que se apartaron de la de Homo, demostrando la existencia de una gran diversificación de ejemplares como variantes geográficas que convivieron durante esta época.

         
           Australopithecus africanus descubierto por Raymond Dart en 1924, resulta muy parecido anatómicamente a Australopithecus afarensis. Con una capacidad craneal ligeramente superior a la de este, un peso de unos 40 kg. y una estatura de 1,50, era también bípedo aunque conservando hábitos arbóreos. Su dentadura es similar a la de los humanos modernos, lo que indica que tenían una dieta variada que favoreció una subsistencia en épocas de escasez. Tiene una antigüedad de 3,3 a 2,1 MA.


          
Australopithecus garhi, no bien conocido, vivió hace 2,5 MA. Fue encontrado en la región central de Awash (Etiopía) apareciendo como una extraña mezcla entre Homo, Paranthropus y Australopithecus. Fue encontrado en 1990 por un grupo conjunto de antropólogos etíopes y americanos apareciendo posteriormente otros restos en 1996 y 1998 hallados por B.Asfaw, T.White y cols. La palabra "garhi" quiere decir sorpresa en lenguaje afar.  Australopithecus garhi es interesante porque, asociados a sus restos, se han encontrado los más antiguos instrumentos de piedra conocidos por lo que se supone que es un antepasado del género Homo. Parece que de él deriva Homo ergaster y Homo habilis.

          
            El más joven de esta interesante colección es Australopithecus sediba que vivió hace 1,9 MA. Fue descubierto en 2008 por M.Berger en una cueva en Malapa, cerca del conocido lugar de Sterkfontein, en África del Sur. De él se conocen esqueletos muy completos que muestran una mezcla de características semejantes a otros Australopithecus, así como rasgos anatómicos que indican clarame
nte que este individuo caminaba habitualmente sobre las extremidades posteriores de una manera similar a la de los humanos modernos, siendo por ello también considerado como antepasado directo del género Homo.

            Aunque los Australopithecus referidos anteriormente corresponden a distintas cronologías, los primeros fósiles de parecido semejante al de la especie humana fueron encontrados en África del Sur a principios del siglo XX. Australopithecus africanus es, precisamente, el que da nombre a la especie como "mono de África del sur". La historia de su descubrimiento es uno de los relatos más apasionantes de la investigación paleontológica. Entre los primeros hallazgos hay que referirse a un cráneo bastante completo de un niño, llamado "niño de Taung", un infante de poco más de tres años de edad, que posiblemente murió atacado por un águila. El cráneo fue encontrado por un cantero llamado M. de Bruyn al que le llamó la atención su semejanza con los de la especie humana. El cráneo en cuestión fue enviado al doctor Raymond Dart de la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburg, quien lo estudió detenidamente llegando a la conclusión de que se trataba de una raza extinta de monos intermedia entre los antropomorfos vivientes y el hombre. Tiene una antigüedad de 2,8 MA y su primera descripción data de 1924 realizada por el propio R. Dart. Este hallazgo fue recibido con escepticismo o incluso rechazo, no solo por una sociedad reticente a admitir que el hombre pudiera descender de un africano de raza negra, sino también porque la comunidad científica se encontraba en aquellos años mirando para otro lado embelesada en el estudio del Eoanthropus dawsoni, el Hombre de Piltdown, el mayor fraude científico conocido llevado a cabo por un tal  Charles Dawson que montó un "fake" con el cráneo de un señor que pasaba por allí y la mandíbula de un orangután a la que habían limado los piños y envejecido en bicromato potásico. El descubrimiento de Australopithecus africanus de R. Dart permaneció así prácticamente olvidado durante varios años. No obstante hubo algunos investigadores, entre los que se encontraba el doctor Robert Broom, quien se interesó lo suficiente por este hallazgo como para trasladarse a Áfica del Sur. Broom tuvo la seguridad de que el joven Australopithecus de Dart se encontraba emparentado con el hombre actual y no con los monos antropoides.


            Broom y sus ayudantes continuaron sus investigaciones en África del Sur (Makapansgaat, Kromdraai, Sterkfontein...) donde llegaron a exhumar restos correspondientes a más de treinta individuos de Australopithecus. Entre ellos Broom encontró en 1947 un cráneo muy completo de una hembra adulta a la que dio el nombre de Plesianthropus transvaalensis. Conocido como "Señora Ples", fue atribuido posteriormente a  Australopithecus africanus. Estos hallazgos acabaron atrayendo a gran número de investigadores y así, a finales de la década de 1940, se realizó una primera valoración de los restos fósiles aparecidos en África del Sur. Aquellos que denostaron las primeras investigaciones de R.Dart entonaron su mea culpa y así es como quedó firmemente asentada la idea de que, en palabras del P. Pierre Teilhard de Chardin, el Continente Negro fue el crisol donde se localizó el primer centro de expansión y dispersión humana. Solo después de 50 años vinieron los descubrimientos en el Valle del Rift, de los que hablamos anteriormente ya bien entrado el siglo XX (East Side History de Y.Coppens), que han complementado de forma notable nuestros conocimientos sobre el origen del hombre.

               En realidad, el grupo de los Australopithecus, se ha convertido en un enorme cajón de sastre donde van a parar muchos restos fósiles de dudosa interpretación. Se conocen más de 300 individuos y representa un punto nodal ya que se piensa que dio lugar, como mínimo, a dos linajes distintos; por un lado al de los Paranthropus y por otro lado al grupo que había de evolucionar hacia Homo.
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               Paranthropus es un género extinto especializado en una dieta vegetal dura que requirió el desarrollo de molares más grandes, mandíbula fuerte y músculos faciales poderosos insertados en una típica cresta craneal de orientación sagital. El más antiguo de ellos es el Paranthropus aethiopicus, nombre propuesto por un grupo de paleontólogos franceses en 1967 como nueva especie en base a los restos fósiles de una mandíbula incompleta descritos por C.Arambourg  y Y.Coppens. Esta propuesta no fue tenida en consideración hasta que en 1985 A.Walker y R.Leakey exhumaron la famosa "calavera negra" al oeste del lago Turkana en Kenia, cuando fue reconocida la existencia de esta nueva especie de 2,5 MA de antigüedad. Muchas características de este cráneo lo hacen similar a Australopithecus afarensis, por lo que se ha pensado que es descendiente de esta especie a la vez que antecesor de Paranthropus boisei, también llamado Zinjanthropus boisei, otro espécimen con similares características, conocido como "Nutcracker Man "el cascanueces", encontrado por Mary Leakey en 1955 en la garganta de Olduvai al norte de Tanzania y que vivió entre 1,8 a 2,5 MA. El tercero de este grupo es el Paranthropus robustus que fue descubierto por R. Broom en 1938 cuando andaba a vueltas con los Australopithecus africanus de África del Sur. Vivió por debajo de los 2 MA y, al igual que los anteriores, muestra grandes arcos zigomáticos y prominente cresta sagital para la inserción de poderosos músculos masticatorios que claramente definen su dieta a base de raíces, frutos de cáscara dura y otras semillas. El descubrimiento en 1975 de un espécimen de Paranthropus boisei y Homo erectus en los mismos niveles estratigráficos zanjó una vieja controversia confirmando que más de una especie de ancestros homínidos convivieron en la misma época reemplazando así la vista tradicional de una cadena por la de un árbol con numerosas ramas en la historia de la Evolución Humana.

                   Recientemente Evan Eichler, genetista de la Universidad de Washington en Seattle (USA), encontró que los seres humanos modernos tienen cuatro copias de un gen denominado SRGAP2, implicado en el desarrollo de la corteza cerebral. Según Eichler y su equipo, una de las copias (SRGAP2C) apareció hace unos 2,4 MA. La aparición de esta copia pudo haber facilitado la evoluciónde  hacia cerebros de mayor tamaño y complejidad precisamente cuando Australopithecus evolucionaba hacia Homo habilis y Homo ergaster, entrando así en el gran circo del género Homo.

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(Género Homo)